viernes, 25 de octubre de 2013

UN VIAJE IMAGINARIO: EL CUARTO DE DAVID.




El cuarto de David

Desde hace dos semanas note que David se había puesto triste, en el desayuno solo jugaba con la comida, casi no comía, le pregunte que le pasaba y me contesto “ nada” , así que lo deje pasar por el momento. Si no me quería contar ya encontraría la forma de que lo hiciera. A David antes le gustaba tocar mucho el piano por las tardes, ahora solo miraba televisión por horas en aquel sillón. ¡David! Le dije: hace días que no tocas el piano ¿Te pasa algo? — Me pasa nada — me contesto y sonrió muy encarecidamente. Esa vez la volví a dejar pasar. El fin de semana pasado le dije — ¡Oye! ¡David! Baja de tu habitación, hoy yo invito el cine. Generalmente David me contestaba rápido, con un ¡Ya voy! ¡En un momento bajo! ¡Está bien!, pero esta vez ni siquiera se esforzó para decir palabra alguna. Volví a decirle ¡David! ¡Anda, vamos! Veremos la película que tú quieras. Al no contestarme presumí que se había ido a la cama temprano. Y me dirigí a su cuarto para verificar, hace tiempo que no entraba en aquella habitación, solo le ordenaba a David que la limpiara y ahí acababa mi deber. Al acercarme escuche la voz y los pasos de alguien más, voz que no había reconocido en ese instante. Al abrir la puerta me encontré con un mundo que no conocía. Di algunos pasos, asombrado de lo que estaba viendo. No era la  habitación de David, aquello era el principio de un bosque, intente dar la vuelta para salir de ahí, porque me parecía una completa locura, pero la puerta por la cual había entrado ya no existía. Tenía que buscar a David inmediatamente, en ese momento escuche claramente la voz de alguien.

— ¡Oye! ¡Quítate de encima! No ves que soy una piedra sensible. — ¿Una piedra que habla? Dije asombrado — ¡Que acaso no habías visto una nunca! — Si pero jamás una que hablara. ¡Increíble! — Pues te tengo noticias amigo, aquí todos hablan, desde las piedras hasta los animales, así que si piensas en hacer daño a alguien te la veras con ¡El gran David! — No te preocupes yo solo estoy buscando a una persona. ¿El gran David dices? Y tu ¿Sabes dónde puedo encontrar a el gran David? — Claro, en este momento se encuentra en el monte de los recuerdos. — Y ¿Cómo llego hasta ahí? ¿Podrías guiarme? ¡Por favor! — Está bien, no es como si tuviera cosas importantes que hacer, pero me tendrás que llevar arriba en tu cabeza, parece algo cómodo.
— Esto es una locura, no puedo creer que mis planes de ir al cine se hayan convertido en una excursión por el bosque para encontrar a David y aun mas que este siendo guiado por una piedra, que aparte de hablar, canta.

“Las piedras rodando se encuentran,
Y tú y yo algún día nos habremos de encontrar,
Mientras tanto cuídate y que te bendiga dios,
No hagas nada malo que no hiciera yo “
(Canción: El tri – Piedras rodantes)
Cantaba aquella piedra tan despreocupada de que se me ocurriera dejarla en cualquier lugar y seguir solo.
En fin caminando por el bosque me encontré aquel árbol que solía visitar con la mama de David, cuando el apenas era solo un bebe. Lo habrían cortado tiempo después para construir un edificio industrial, lamentablemente. Me acerque un poco y me di cuenta de que en el estaban grabadas unas palabras que yo conocía muy bien, el nombre por el que su mama lo llamaba cuando era bebe “Mi pequeño gigante “. Jamás se lo había dicho ha David, después de que su mama falleciera. En lo alto del árbol se escuchaba el silbido de varios pájaros que rompiendo la armonía de su canto, ya que empezaron a volar gritando unos con otros “Ya viene”… ya viene… ya viene, el sonido del eco se oía por todo el bosque. La piedra que llevaba en la cabeza había desaparecido, como también las palabras en aquel árbol. El viento se movía a prisa, las hojas de los arboles sonaban como cascabeles enjaulados. En ese instante mire que venía corriendo hacia mí un enorme jaguar dorado, increíblemente conocido también como “Ru“. Lo sabía porque yo le había puesto ese nombre, tiempo atrás cuando David cumplió tres años. Inmediatamente me aparte pensando que me tiraría si no lo hacía, pero se paro enfrente de mí y me dijo, “Sube a mi espalda, si te quedas desaparecerás con todos los demás “, no me quedo otra opción que hacerle caso, puesto que el bosque atrás de nosotros estaba esfumándose como fantasma. Y ahí iba yo, a toda prisa, en la espalda de un jaguar. Después de un rato le pregunte.

     — ¿Sabes cómo llegar al monte de los recuerdos? Estoy buscando a el gran David, sería de gran ayuda si me lo podrías decir o guiarme hasta ahí.
       —    El monte de los recuerdos acaba de desaparecer, junto con la mitad del bosque del olvido, el gran David se encuentra ahora mismo en el rio de las promesas, te puedo guiar si quieres, pero es un viaje largo, realmente largo.
       —    Te lo agradecería demasiado Ru, ese es tu nombre ¿Cierto?
       —    ¿Quién te lo ha dicho?
       —    Te sorprendería saber quién te lo puso.

Saliendo de aquel bosque, nos encontramos con el principio de unas ruinas, que parecían extensas en ese momento.

    —    ¿Qué es este lugar Ru? Le pregunte.
     —    Aquí son exiliadas las promesas que no se cumplen, las palabras y los recuerdos que hieren. Aquí nacen y aquí mueren. A este lugar le llaman “La cárcel de las heridas “. Hace poco se liberaron algunos recuerdos, no se por cual motivo, pero no debieron de haber salido. Ahora todo esto es un caos. Desde entonces el gran David ha estado ocupado con un recuerdo vagamente. No tiene forma, ni siquiera nombre, pero para el significa mucho más que cualquier cosa. Y tu ¿Por qué lo estas buscando?
     —    Porque me preocupa el hecho de que ni siquiera el sepa en donde se encuentra. De que se pierda y ya no lo vuelva a ver. Espera Ru ¡Para!...
      —    ¿Qué pasa?
      —    Hacia donde lleva ese camino que acabas de pasar.
      —    Hay caminos que ni siquiera yo conozco, ¿Acaso tu ya has estado aquí anteriormente?
      —    No, es solo que me pareció algo conocido.
     —    Ya casi llegamos a el gran cañón de la fantasía, una vez que estemos ahí podrás ver a lo lejos el rio de las promesas en donde se encuentra el gran David, solo tendrás dos opciones, esperar a Sara el águila o bajar el cañón por ti mismo.
      —    ¿Por que me dices esto? Acaso ¿No iras conmigo?...
      —    No se me permite avanzar más allá.

Ya había pasado cierto tiempo desde que entre en el cuarto de David y mi reloj no avanzaba y por alguna extraña razón el camino atrás de mí desaparecía. Jamás creí que podría volver, tenía la esperanza de que tal vez me encontraría una salida más adelante. Ru parecía estar cansándose de llevarme en su espalda, así que cuando le pregunte que si necesitaba descansar, dio un salto enorme y de repente, ahí estaba, enfrente de nosotros, el gran cañón. Me baje de Ru de inmediato para observar el paisaje, la vista era increíble, a lo lejos se podían ver las montañas, el final del bosque y el comienzo del rio, mas allá se podían mirar algunas islas y el océano tan resplandeciente e infinito, era algo realmente hermoso. Cuando voltee para darle las gracias a Ru, este ya se había marchado. Mi meta todavía estaba muy lejos, aun tenía que pasar por varios lugares y el gran cañón parecía ponerme en un serio dilema, ya que al parecer no tenía ni idea de cómo cruzarlo. En ese momento, así de improviso, dos pequeños topos salieron de la tierra, elevando un poco mi pie derecho y de repente me empezaron a hablar.

      —    Mira. Mira. ¿Quién es? ¿Quién es? Lo conozco. Lo conozco. Ru lo trajo. Ru lo trajo.
    — ¿Quiénes son ustedes? Les pregunte. Me parecen conocidos. Acaso no son los topos que David me dijo que le comprara en el zoológico, ¿Cómo es posible que estén aquí? ¿Ustedes me podrían ayudar a cruzar el cañón?
     —    Cañón se pasa volando. Cañón se pasa volando. No tiene alas. No tiene alas. El águila ayuda. El águila ayuda.
      —    ¿Acaso hablan de Sara el águila?
      —    Ya viene. Ya viene. Ya viene. Ya viene.
      —    ¿Quién viene?


En cuanto pregunte, aquellos topos se sumergieron con gran rapidez debajo de la tierra y no volvieron a salir. En el cielo se escucho el grito de una gigantesca águila. No tenía a donde correr, ni donde esconderme. Las dos opciones que Ru me había dicho que iba a tener eran ciertas, no sabía si aquella águila me devoraría o si sería una guía más hacia David. Cerré los ojos y preferí caer por el cañón. El águila ya me había mirado, en caso de que fuera a ayudarme me llevaría con ella como lo hizo Ru, si fuera a devorarme me despedazaría en el aire con sus garras. Una vez que brinque, al momento sentí caer sobre algo, era un águila, pero a esa águila yo ya la conocía no por el nombre de Sara, si no por el nombre que David le puso al ver que se miraba muy triste enjaulada en aquel zoológico, esa águila era Lola. Desde ese momento supe el lugar en donde me encontraba, supe que me había sumergido en la imaginación de un niño de tan solo cinco años, mi hijo, David.


UN VIAJE IMAGINARIO: El CUARTO DE DAVID
UN VIAJE IMAGINARIO: EL VIGILANTE DEL BOSQUE.
UN VIAJE IMAGINARIO: ALCANZANDO A DAVID.
UN VIAJE IMAGINARIO: DESPUES DE EL GRAN VIAJE.

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