martes, 24 de septiembre de 2013

Dias Vividos: Tercera Parte.



Días Vividos: Tercera parte.
Autor: Carlos Jiménez.

     Pues… es cierto que el nombre del Libro inicia con “Diez pasos para… “pero estas muy lejos de poder adivinar el final de el titulo con tan solo preguntarme si tengo novio. —
     Lo sé, la verdad es que esta pregunta era solo un espejo para saber de que forma lo tomarías, no era tanto por el Libro, si no por ti.  Pero aun así, se que podría adivinar ese nombre en tres preguntas, no más. Y por lo que he visto, no me será muy difícil. Para empezar, te puedo afirmar que ese Libro tú no lo compraste, te lo presto o regalo algún familiar. —
     ¿Por qué dices eso? —
     “Diez pasos para”, me suena como el inicio para una persona que está en rehabilitación, alguien decaído, alguien dispuesto a superarse, y a ti sinceramente, a simple vista no aparentas ser alguien que tenga una adicción, generalmente esas personas suelen ser de otros perfiles, no seré un especialista, ni mucho menos un investigador, pero al observar a las personas me doy cuenta de muchas cosas interesantes, sobre porque mantienen sus manos ocupadas la mayoría del tiempo, sobre porque algunos hacen deporte, otros caminan más rápido que otros, sobre el reflejo de el rostro,  la forma en que hablan, la dirección de su vista hacia otros, en fin, expresiones corporales. Aunque te confieso que a veces no me gusta juzgar a las personas por la primera impresión, pues tienden a ser el cincuenta por ciento lo contrario a como yo deduzco que son, a lo que me lleva a hacerte mi primera pregunta: ¿Tienes alguna adicción por algo?—
     ¡Ah! ¿Crees que soy una adicta? —
     ¿Lo eres?, oye no me malinterpretes, es solo una pregunta sin prejuicios, ¿está bien? —
     ¡Claro que no! No estoy leyendo esto porque tenga una adicción, estoy leyendo esto porque me dijeron que era bueno para…
     ¡Espera! ¡Espera! No sigas, dame el beneficio de la duda, en realidad no crees que pueda adivinar ese título ¿cierto? —
     ¿Realmente? , ¡no! —
     Me gusta tu honestidad, eso también habla mucho de ti, podría suponer que te gusta saber la verdad ante todo, aunque a veces esta no te parezca la más adecuada o beneficiosa, hay personas que le temen a la realidad y lo unico que pueden ver es una mentira de fantasía, de esas personas hay muchas, yo por ejemplo, voy por ahí caminando como turista por la vida, porque me gusta pensar que no me voy a quedar en un mismo sitio para siempre. Oye Isabel, ¿tienes tiempo para esto o tienes que ir a algún sitio?
     ¿Esa es tu segunda pregunta?
     No, es solo que te observo algo impaciente. ¿Qué tal si te invito un café y seguimos platicando? “Dije con una estúpida sonrisa”
     Creo que tengo algo de tiempo, mi hermano mayor llega hasta en la noche de trabajar y no me gusta estar en casa sola, te acepto el café, pero… si también me invitas un pay de queso, ¿Qué dices?, es que hace tiempo que no pruebo uno.
     Pues supongo que sí, digo, nadie le podría negar un pay de queso a una chica tan linda, inteligente, amigable, accesible…
     ¡Ya! ¡Basta!, me estás haciendo pensar que te atraigo de alguna manera y todavía no llevo ni una hora de conocerte. Sabes que y si mejor nos concentramos en tu segunda pregunta, ¿Cuál es por cierto?, no la has dicho.
     No la he dicho, porque esperaba conocerte un poco más, ahora sé que interpretas los halagos como una forma algo seria de atracción, yo lo decía porque es naturalmente visible que estas muy linda, y ahora también se que te gusta el pay de queso y tienes un hermano mayor.
     Y que me puedes decir de ti, ese libro que leías era algo pequeño y fácilmente podría deducir que guardas los libros grandes para tu casa y sacas las historias cortas a pasear, o ¿me equivoco? —
     Ahora ¿Quién es el que deduce aquí? ¿he? —
     Pues ese solo eres tú… no me cabe la menor duda.
     ¡Está bien!, vamos por tu café y el pay.

Saliendo de aquel rincón donde nos encontrábamos, sentados y platicando, me dispuse a guiarla hacia el sitio donde le invitaría un café, de esos fríos que se venden muy bien últimamente en temporada de calor. Paramos en donde tocaba la orquesta un momento, pero la multitud ya no me abrumaba tanto como cuando pase de igual manera pero solo, era difícil de explicar, ni yo mismo sabía lo que era, algo que me pareció raro pero confortable. Recuerdo que ni siquiera pregunto a donde la llevaba, solo me siguió y confió en mis palabras, una característica muy escasa en mí. Siendo honesto, confió mas en lo que hace la gente que en lo que dice, así era yo, acciones, acciones, acciones…
Una cuadra después de pasar la plaza independencia, entramos a el café “Earth of Rock“, sonaba en la radio una canción de Elvis. La primera mesa estaba ocupada por una pareja de amigos, pero parecía que al chico le gustaba ella, porque la miraba de la forma más estúpida posible y sin disimular, no parecía que estuvieran juntos, así que diré que solo eran amigos y por la forma en que ella le hablaba a él, diría que posiblemente llegarían a ser algo mas si él fuera menos tímido, pero bueno eso ya no era de mi incumbencia, yo solo observe como siempre lo hago, detalles, detalles, todo eran detalles. Había unas cuantas mesas más, un par de sillones cómodos y las barras en la pared.  Isabel tomo la iniciativa y se sentó en la barra, a lo que me cuestione, ¿Por qué la barra? y se lo pregunte:

     ¿No estarías más cómoda en el sillón o en alguna de las mesas?
     No quiero aparentar algo o que malinterpreten algo que no soy, nunca me ha gustado eso.
     ¿Creo que no te entiendo?
     Te lo explicare, nos acabamos de conocer cierto y me caes bien, es solo que miranos, somos un par de desconocidos y mira, aquellos amigos aparentando que no se atraen, y aquella familia en el sillón, que se tratan como desconocidos, que de desconocidos no tienen nada, tan callados, sin decirse nada el uno al otro, créeme que si yo tuviera una familia como esa tendría mucho de que hablar o a quien molestar, esta barra es lo unico que me separa de una situación hipócrita.

Me quede sin palabras, al parecer ella se fijaba tanto en los detalles como yo lo hacía y de pronto tan espontáneamente como la mayoría de mis decisiones haci comenzó mi interés por Isabel. Le pedí un Frappe de galleta y uno para mí junto con su pay de queso. De repente saco el Libro del cual intentaba adivinar el nombre y tapando el final del título con su mano derecha, con una voz sarcástica dijo:

            —     Mira ¿No te gustaría saber el final del título?...
            —     Esta bien, aquí va mi segunda pregunta…


No hay comentarios.:

Publicar un comentario